Como ya habéis leído en anteriores posts, mi última visita a Riviera Maya ha sido en octubre del 2022. Reservado algunos meses a través de El Corte Inglés y con Jolidey como valedor del paquete completo a (aviones + hotel + traslados), en este caso elegí el Grand Palladium Colonial & Kantenah Riviera Maya, situado en el núcleo principal de hoteles y al costado del mar, en la famosa carretera recta principal que cruza esta zona, la la Carretera Federal Chetumal, Puerto Juárez.
El Grand Palladium: diferentes segmentos hasta llegar al lujo
Situado junto a otros resorts como el Grand Sirenis, Barceló o el Catalonia, el complejo Grand Palladium Colonial Riviera Maya, junto al Kantenah, estaría a priori en el segmento de 5* bajo-medio, teniendo dentro de su propio recinto un 5* medio-alto (Grand Palladium White Sand) y desde hace dos años, el TRS Yucatán, que viene a ser la versión más premium en cuanto a hoteles de la zona.
En este caso, elegí una habitación doble Junior Suite Garden View, que viene a ser una habitación que no da a piscinas, lo que es lo mismo, la más baja en cuanto a «ubicación». Nos ubicaron en el Colonial, que es el que aglutina la mayoría de servicios y fiestas, a diferencia de Kantenah que tiene un lobby mucho más tranquilo e íntimo, también tiene las villas mucho más alejado de todo.
La llegada al Grand Palladium: check-in y primeros problemas con la habitación.
Al llegar al lobby y hacer el check-in, nos encontramos con el primer contratiempo: han decidido ubicarnos en una habitación con camas separadas por «problemas de disponibilidad». Sí, a una pareja que lo especificó desde la agencia, los colocan en camas separadas. Nos ofrecen la solución de gastar dos días de los siete en esa habitación, para pasar el tercer día a una con cama kingsize, que fue lo que se pidió en su momento.
Salvado el primer inconveniente y centrándonos en el tema habitación, la cosa empeoró con el cambio. Las habitaciones de este estilo, se ubican en pequeñas villas con alrededor de 18 habitaciones en cada edificio, divididos en tres plantas. Nos movieron de la tercera planta a la planta baja, a una habitación que por fin tenía cama de matrimonio. En esta encontramos otros problemas: la caja fuerte hay que rezar un par de Ave Marías para que haga click y cierre al poner el código (un bellboy me dio la solución: «solo tienes que apretar con dos dedos y esperar porque está floja», me dijo).
Más allá de esto, encontramos problemas con las tuberías, supongo que se darían cuenta porque al darnos la segunda habitación, todavía andaban limpiándola cuando nos llevaron a acomodar: el desagüe del lavabo no tragaba. Por otro lado, encontramos el minibar prácticamente vacío, pequeñas chorradas que te hacen llamar y esperar, llamar y esperar… Pero los 7 días se pasan volando y no te puedes centrar en las cosas que no están excelente.
Se me pasaba! Al hacer el check-in, te cobran en ese momento la tasa por saneamiento medioambiental, que a diferencia del VISITAX, se paga directamente en el hotel y varía en función de las noches que allí te hospedes, a razón de unos 25 pesos mexicanos por día de estancia, poco más de un euro al cambio.
Comodidades del Grand Palladium Colonial
En un primer momento, suelen indicar que Colonial y Kantenah son lo mismo, lo cierto es que en teoría lo son, pero en la práctica son la noche y el día. En Colonial es donde se concentran la mayoría de carritos (imprescindibles para moverte por el complejo) y todas las fiestas. Actuaciones, musicales, conciertos en vivo, karaoke… todo se hace en el lobby Colonial.
Por el contrario, el lobby de Kantenah es mucho más sereno, con iluminación más tenue y un ambiente mucho menos recargado, alberga eso sí, los mejores restaurantes bajo reserva incluidos para aquellos que tengan pulserita Grand Palladium Colonial o Kantenah: tanto el Chang Thai como el Sumptuori Teppanyaki (de ellos y del resto de zonas para comer del resort hablaremos más adelante).
El WiFi llega tanto a zonas comunes como a las habitaciones, no he estado en ningún punto sin señal. Para navegar, funciona sin problemas, para descargar algo tipo película de HBO para el avión de vuelta, tarda un poco más pero en general bastante bueno. Ya os comenté en otro post las soluciones para tener datos móviles en Riviera Maya.
Habitaciones
Son amplias, separadas en dos ambientes, un baño y terraza con un pequeño tendedero y juego de sillas y mesita. Todas cuentan con minibar (con agua, refrescos y cerveza), caja fuerte, TV, secador, tabla de planchar y amenities de aseo personal.
Las ventanas están muy bien insonorizadas, el punto flojo es la puerta, de madera y sin aislamiento, si estás en una planta baja escucharás todo el ruido de la máquina de hielo (la ubican en la planta baja de las villas) y el pequeño cuarto de limpieza, además del subir y bajar de los huéspedes.
Conexiones a zonas del resort
Este es uno de los puntos más complicados. El resort es enorme, por lo que para empezar cuesta mucho trabajo adaptarse a las diferentes zonas, o lo que es lo mismo, acabas mareado y perdido si pretendes llegar andando a cualquier lado que no sea una piscina cercana.
Hay muchos pasillos y caminos que no terminan de ser claros, acabas con el Google Maps o el mapa de la propia aplicación de Grand Palladium porque los carteles señalan prácticamente todos lo mismo. El tema de los bellboy y los carritos es uno de los que más me crispaba. Si es una hora de no mucha afluencia, puedes parar un carrito para que te lleve, pero no os hagáis ilusiones, no es siempre así.
En muchos casos, los carritos van o bien cargados o bien con un destino fijo y no te recogen puesto que van a un lugar en concreto a cargar gente o maletas y no te hacen el transporte. A veces los tramos son de 10 o 15 minutos andando, por lo que este tema es digno de estudiarlo.
La situación crispa mucho más si hablamos de los lobby. En mi caso estaba en una de las últimas villas de Grand Palladium Colonial, andando podía estar en torno a 10 minutos. Al volver de las excursiones, de comer o de pasar un rato en el ambiente nocturno del Colonial, en la entrada del lobby se agolpan los carritos y un mapa interactivo que te indica cuándo llega el próximo.
Llegamos a uno de los puntos más negativos que he encontrado en el Grand Palladium Riviera Maya: tienes que acabar «convenciendo» a los conductores de los carritos del lugar en el que has pagado un pastizal por hospedarte y disfrutar del resort, porque siempre hay una excusan para no montarte: o van para White Sand (otro resort del mismo complejo con algunas características más y de uso restringido a los de Grand Palladium Colonial), o es un carrito preferente para los hospedados de TRS o Travel Club, o van a un destino fijo, o van a Kantenah…
Al final tienes la sensación de que te están haciendo un favor, y sinceramente, cuando vas a un sitio así gastando miles de euros, la palabra no es favor.
Eso sí, si te acercas al encargado del turno de bellboys y le transmites indignación, en vez de esperar 15 o 20 minutos en horas punta como las 22:00, él mismo se encarga de que el siguiente carrito te monte y te acerque a tu destino.
Comer en el Grand Palladium Riviera Maya: buffets libres y restaurantes bajo reserva incluidos en la estancia
Llegamos a la madre del cordero. De primeras, llegas sin tener ni pajolera idea y te encuentras que hay más de 20 establacimientos entre bares, buffets y restaurantes. Como no tienes referencia alguna y están separados, cada uno en un punto diferente del resort, toca ir probando… quizá mi gran fallo.
La primera experiencia gastronómica en Grand Palladium fue el desayuno, hay en la zona de Colonial dos amplios restaurantes buffet (Tikal y La Dalia) prácticamente pegados uno a otro. Aparentemente tienen el mismo repertorio: amplia variedad de fruta, panes, algo de bollería, puesto de tortitas y una barra entera de comida mexicana: burritos, tamales, totopos, ensaladas…
Hay máquinas de café (muy regulero) aunque al acomodarte un camarero siempre te pregunta si deseas tomar algo de beber o agua (lo de beber agua del hotel lo abordaremos más adelante), si le indicas café, ellos mismos te lo preparan y además tienen más variedad tipo capuccino (que mejora notablemente lo ofrecido por las máquinas).
Es fácil acertar en los desayunos, por lo que no hay mucho más que opinar. Si les pides algo con leche sin lactosa (allá deslactosada), se hacen un lío y depende del camarero, te dice que no se puede calentar, o alguno más resolutivo se encarga de traerte el café con leche sin lactosa. Este punto es también un poco tedioso, dependiendo de a qué trabajador le preguntes, uno te dice que sí y otro que no.
El tema cambia en los almuerzos para los buffet principales del Grand Palladium Colonial: desaparece gran parte de la oferta de gastronomía mexicana, meten mucho marisco que aparentemente no te llama la atención y bajo mi punto de vista, la calidad va justa, justita. Por ello, os recomiendo visitar otras zonas. En mi caso, me quedo con el buffet Las Olas, que se ubica en la piscina principal del resort. Con un amplio comedor, tienen absolutamente de todo: carne, pescado, comida mexicana, pizza, parrilla, fruta y una amplia selección de postres que coronan con un puestecito de helado. Perfecto para ir después de pasar el día en la piscina o en la playa del hotel.
Si llegas a deshora, siempre podrás entrar al Xtra Time Sports Bar, según me indica algún lector, antes era una discoteca, ahora es el snack bar 24h que además es el sitio perfecto para disfrutar de deportes como NBA, NFL, béisbol, fútbol, etc. Es una especie de Fosters, con una decoración bastante chula y lo más importante: es el sitio donde podrás comer cuando todo lo demás esté cerrado, especial hincapié hacemos en esto si tenemos en cuenta que muchas excursiones salen antes de las 07:00AM y a esa hora no hay nada más abierto.
En este lugar hay una pequeña zona de buffet libre con hotdogs, nuggets y patatas. En la carta, amplia selección de burritos, quesadillas, chiles, ensaladas, nachos… ya os digo, muy completito y para todos los gustos. Allí se agolpan los guiris viendo la Premier, los americanos viendo NBA o muchos mexicanos viendo la Liga MX.
Pasamos ahora a los restaurantes bajo reserva. Mucho ojo aquí! Te indican que los puedes reservar a tu llegada o a través de la propia app de Palladium pero hay dos puntos importantes: no todos los restaurantes se pueden reservar a través de la app y en muchos casos no hay disponibilidad o no te encajan las horas, además de que hay varios que no abren todos los días.
Empezaré por hablar de los horarios. Yo estoy acostumbrado a cenar sobre las 22:00 horas y en este resort es un claro problema: llegas en el último turno, con «todo el pescado vendido» y nunca mejor dicho, ya que de primeras puedes quitar 1/3 de la carta, que ya no queda. Por otro lado, siempre van con retraso, por lo que si de normal esperas 10 minutos, a poco que haya más afluencia el tiempo de espera se amplía.
Al final entre el horario de las excursiones y la disponibilidad de los mismos, elegí cuatro restaurantes y cinco reservas, ya que por curiosidad y descarte, creyendo que sería buena elección, elegimos los dos primeros días el Adelita, de comida mexicana.
Entramos en materia y os hablaré de los restaurantes que con mayor o menor acierto reservé en mi llegada a Grand Palladium Colonial: Adelita, Portofino, Chang Thai y Sumptuori (teppanyaki).
Adelita
El que reservamos dos días. Al salir de la primera cena, cancelamos la segunda. Variedad muy escasa, comida fría, varias cosas agotadas… cosas como el pollo con mole de sabor insípido, un lugar para no volver y así fue, cancelamos la segunda reserva.
Portofino
Restaurante italiano. Aquí ya la cosa mejoró. Pizzas bastante pasables y un risotto bastante sabroso. También cuentan con un pequeño buffet de embutidos. Nos hizo olvidar la pena del Adelita.
Chang Thai
Muy recomendado. Nos hicieron esperar y por el tema de la hora, tampoco tenían de todo lo que anuncian las cartas, que no son especialmente amplias. Comimos un curry con tofu delicioso y unas costillas de cerdo asadas aram bastante ricas también.
Sumptuori
Nos seleccionaron (sin saber que lo hicieron y agradecidos) la versión teppanyaki, es decir, sentados en una mesa alrededor del propio cocinero. Show de fuego muy recomendable, menú en cuatro fases, primero un arroz que nada más que por ver cómo lo hacen ya merece la pena, después una pequeña selección de sushi que sin estridencias cumplía su cometido, un teppanyaki de res, pollo o camarón (o los tres juntos) acompañados de verdura y por último un postre. Muy recomendado también, aunque hay que atinar y elegir el teppanyaki a la hora de hacer la reserva.
Por añadir algo: si queréis pedir vino, a pagar. Este privilegio lo tienen los que se hospedan en el resort más caro, los de Grand Palladium Colonial & Kantenah tenéis incluido agua, refrescos, cócteles y cerveza. Esto te lo irán comentando en los diferentes restaurantes, el camarero te ofrecerá la carta de vinos o bien te lo comentará si le pides uno, no todo está incluido en este Grand Palladium.
Playa del Grand Palladium Colonial & Kantenah
La playa del Grand Palladium se encuentra a pocos pasos de la piscina principal del complejo. Tiene una longitud de cerca de 1.000 metros, aunque una parte está reservada para los huéspedes del TRS. La arena es fina y tiene escasos metros de orilla desde que empieza la playa hasta que llegas al mar. Hay hamacas con y sin sombra, aunque depende de la hora te costará más o menos trabajo usarlas.
Por lo general, está muy limpia y no pude observar en toda la semana ni rastro de sargazo. Agua tirando a calentita y zonas de piedras pero bastante pulidas. No vi demasiada opción para snorkel, aunque nada más llegar observarás que hay dos puntos donde se concentra la mayoría de la gente, por ser lugares donde se producen más avistamientos de tortugas.
A escasos 50 metros de la playa, encontrarás una zona para jugar al volley y junto a ella un pequeño bar buffet con lo justo para comer sin tener que irte de la playa: nachos, hamburguesas, patatas…
Las zonas de piscinas del Grand Palladium Colonial, amplias y sin tener grandes aglomeraciones, tienen tanto hamas como camas balinesas (hay que pagarlas aparte). Las piscinas más grandes tienen una pool bar y normalmente otra zona dedicada a los más pequeños, con atracciones hinchables en su interior. Además, hay animadores que realizan actividades durante la tarde y se encargan de amenizar tu estancia allí. Por supuesto, cuentan con servicio de socorristas el tiempo que la piscina está abierta al público.
Diferencias entre Grand Palladium Colonial, Kantenah, White Sand y TRS
El complejo Grand Palladium alberga en su interior cuatro resorts independientes pero conectados entre sí, que son el Colonial, Kantenah, White Sand y TRS. Tan solo los dos primeros comparten las mismas características, servicios y complementos, ya que ya hemos enumerado y valorado en esta misma guía.
El White Sand es un peldaño más en cuanto a resort. A escasos metros de Grand Palladium Colonial, comparten carritos con éste y Kantenah aunque además de poder hacer uso de esas instalaciones, tienen propias como restaurantes, un lobby independiente o piscinas de uso privado. El resto de usuarios pueden acceder a White Sand aunque te expones a que te indiquen que esa zona es de acceso restringido a los que no se hospeden en White Sand.
El TRS Yucatan Hotel, no es más que una zona nueva del complejo Grand Palladium, elevada a la máxima potencia de los premium. La realidad es que lo que antes se incluía en otros paquetes, ahora lo han dejado en exclusiva para TRS. Por ello, los huéspedes de pulsera gris (a diferencia de la morada de Colonial), tienen acceso a zonas que ningún otro usuario del complejo. Zona de playa propia y privada, hamacas, etc.
Conclusión de la estancia en Grand Palladium Colonial Riviera Maya
El Grand Palladium Colonial & Kantenah es un claro ejemplo de lo que fue grandioso y ahora diversifica para poder seguir subsistiendo. Crees que vas a un todo incluido de lujo, pero acabas encontrándote con diversas cosas que son de acceso premium: ¿quieres ir al SPA? paga, ¿quieres vino? paga, ¿quieres una cama balinesa en tu zona de piscinas? paga, ¿quieres langosta? paga, ¿quieres bebidas premium? paga, ¿quieres que te lleven comida a la habitación? paga. Llevas 10 minutos esperando a que un carrito te lleve a tu villa y el que llega tiene un cartel de TRS, aunque está vacío y se va vacío, ¿te lleva? no.
Luego, cuando te reúnes en el lobby del hotel con gente que está hospedada en TRS, te das cuenta de que no has ido a un todo incluido, ya que ellos, pagando un precio superior, tienen la mayoría de los servicios adicionales que a ti te cobran si quieres disponer de ellos.
Como reseña final y tras haber visitado otros hospedajes de la zona, le daría una valoración de 6,5/10. No lo recomendaría pero volvería con la experiencia adquirida de esta ocasión, a fin de valorar si gran parte de mi desilusión se debe a que te sueltan allí el primer día sin ninguna explicación y tienes que ir descubriendo los atajos, trabas y limitaciones del mismo.
100% identificado con tus opiniones. Estuve en 2018 y la calidad de TODO en general ha disminuido mucho en Palladium. Han dejado todo para el TRS y aprovechado la coyuntura para cobrar lo mismo por menos servicios.
no puedo estar mas de acuerdo, estuvmos en julio con mis dos niñas y repetiamos porque ya habiamos estado antes y palladium es perfecto si tienes hijos pero la calidad de servicios no es nin de lejos lo que era
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